No creais que la semana siempre ha tenido siete días ni que el mes siempre haya sido de treinta, esto son cosas modernas.
Uno de los calendarios paleolíticos que demuestran esta hipótesis se encontró en la cueva de Lamiñak-II, una vértebra de un caballo muy bien trabajada para ser calendario y colgante, y ahora se encuentra en el Museo de Arqueología de Bilbao.
Ya sabemos que los vascos sumamos de 20 en 20 en euskera, tal como lo hacen los sumerios y otros pueblos avanzados indoeuropeos. Los tiempos se cuentan en 20, 40 y 60 (hogeita hamar, hirurogei, laurogei, …)
De este modo la edad de la gente se cuenta de 20 en 20; en el calendario de hoy en día perviven los signos de las sumas de 40 haciendo referencia a fechas clave en la agricultura (Calendario, San José Asencio,…). Además, varios calendarios lunares del paleolito fijan tiempos de 60 días (dos lunas). En este artículo se presentan dos de estos calendarios lunares, la primera fue hallada en una cueva que conocemos muy bien en Inguru Abentura, la cueva de Lamiñak (Berriatua, Bizkaia) y la segunda en la cueva de Blanchard (Les Ayzies, Dordonia).
Teniendo en cuenta la sumas de 20 y analizando los calendarios paleolíticos, Josu Naberan plantea la hipótesis de la semana de 15 días, siguiendo la línea de los investigadores P.P.Astarloa, Julien Vinson, J. Gorostiaga, J.C. Baroja,…
ASTEA (semana) significa «el ciclo de las noches» y en el artículo publicado en erabili.com J. Naberan explica el significado de los nombres de la semana (astelehena, asteartea, asteazkena…, y todos los sinónimos que se han conservado en los pueblos vascos). De este modo, en vez de la semana de tres días, los tiempos se medían en cuatro tiempos de 14-15 días (dos lunas), y cada luna llena la encabezaría un sábado.
En el siguiente artículo (en euskera) se detallan todos los pormenores de esta hipótesis: